Racine de neige
“ Nuevas raíces (el brote de la raíz de nieve) “
Bordado sobre tinotipo coloreado pastiche
MMXXI-MMXXII

Hace casi cinco años, durante mis primeros días de recién llegada a Montréal, mordí una semilla tan dura que me lastimó sin remedio una raíz profunda. Aunque también lo fue en sentido figurado, sucedió de forma literal.
Dejé esa lesión bajo el margen de maniobra que mi situación incierta de inmigrante me permitió: lidiar estoicamente con ella y curarla en silencio, con la esperanza de volver un día a México para poder atenderla. Nuevamente, hablo en sentido literal, aunque bien podría ser un relato metafórico.

Finalmente la herida se escondió bajo las capas de otros dolores, quizás no siempre físicos, quizás el resquebrajarse de otras semillas internas y su germinación opacaron lo que, ante mi parcial vista, resultaba menos urgente. Hasta que comenzó a doler de nuevo, un par de rondas solares después, y esa vez un hilo de cordura me invitó a enfrentar el daño: el quizás tener que despedirme de un diente.
Viajé a México. Radiografía dental. Una raíz dañada, en el segundo premolar…”pero en lugar de remover el diente, podemos cortar la raíz dañada y sembrarte una nueva”. Ironía. ”Me vas a sembrar mi raíz inmigrante”—le dije. Mi raíz de nieve.
Me tomé ese retrato unos días después de la siembra, pensando en ella.
Mi raíz sigue creciendo, literal y metafóricamente, sembrándose en la fértil nieve.

Días bordando raíces, febrero MMXXII.
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