Comienza la jubilosa ronda, tantas veces reverenciada por los pasos ancestros, de engrosar nuestra corteza,
de acunar entre las astas el regreso del sol,
danzar otro ciclo de estaciones
repasando la voluntad para
otra siembra
y
r e c o r d a r
ante el desierto
de las distracciones fútiles,
la reverencia a los días, el honrar el presente
per se,
la medicina de encontrar la luz rosa del amanecer,
de dormir bajo el manto nocturno tejido de soles lejanos, de la mesa vestida, del sagrado cotidiano.
Otra ronda, para la danza del misterio de saberse camino.


Evocación de un 1ro enero, MMXXII.

"Comunión (oda al enraizamiento)"
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