Dama de otoño,
bajo tu estrella nací,
sembrando mi melancolía
en el zurco profundo
de tu ancestro rostro.
Sólo cosecho añoranzas,
bajo tu noche sin fin,
y la resiliencia del solitario,
bajo tu paciente abrazo raíz.
Tu voz arrullo de navaja franca,
me invita a descifrar los enigmas
de tu medicinal oscuridad,
hasta que el solsticio invernal aparezca,
y los hilvane con las promesas
de otro nacimiento solar.
Días de aprendiz, otoño MMXXII